Attacks against judges – institutional weakness and lack of legal guarantees for judicial independence in Colombia, Guatemala and Mexico

Ataques contra quienes imparten justicia: debilidad institucional y ausencia de garantías para la independencia judicial en Colombia, Guatemala y México

Documento de discusión I del proyecto Jueces como Constructores de Paz

[Summary in Spanish below]

Colombia, Guatemala and Mexico generally lack institutional policies to guarantee the necessary conditions for an independent judiciary and to effectively address attacks on judicial independence against judges’s judicial independence. These attacks come from government authorities in the executive, legislative and judicial branches, political parties, and other non-governmental sectors, including criminal groups. 

This discussion paper reviews and summarizes findings from a series of roundtable discussions with over 50 judges from Colombia, Guatemala and Mexico as part of the project “Judges as Peacebuilders”, organized by the International Legal Assistance Consortium (ILAC), the Cyrus R. Vance Center for International Justice of the New York City Bar Association, and the International Association of Women Judges (IAWJ). 

Key recommendations to the national governments of Colombia, Guatemala and Mexico 

1. Legislative branches must carry out legal reforms in consultation with the judiciary and judicial associations to create true judicial services covering trial court level judges, appellate court level justices and clerks, with a selection process for entry, promotion and permanence based on merit and clear and transparent evaluations. The judicial service should be based on professionalization and continuous training. 

2. Create a technical body within the judiciary with operational, managerial, and budgetary autonomy with sufficient resources, as a “judicial ombudsperson” to receive complaints from judges regarding attacks against judicial independence. The technical body should, in turn, take these complaints to the corresponding government agencies, such as administrative, disciplinary, and criminal investigative bodies. These complaints should be brought to the authorities per the individual attack and because of the general threat to judicial independence. This body should ensure the implementation of measures to protect the physical and legal integrity of judicial personnel who are victims of these attacks. 

3. Enact legislation that establishes the obligation to develop a protection protocol for judges and their families in the face of attacks on judicial independence. The protocol should establish the responsibilities of each authority and is scalable according to defined levels of risk, which should be based on objective analysis and criteria. The provision of sufficient budgetary resources implementing of this protocol should be considered by the legislation. 

4. Provide legal certainty in the case of notoriously unfounded complaints and accusations against judges, used as a mechanism of intimidation and pressure. This means immediately notifying the persons accused in the complaint and carrying out an expeditious and transparent process to resolve and dismiss meritless complaints. This process must comply with the highest international human rights standards, and it must be part of the “judicial ombudsperson” defense mechanism. 

--Spanish--

En general Colombia, Guatemala y México carecen de las políticas institucionales para garantizar las condiciones necesarias para una judicatura independiente y para atender de forma eficaz los ataques a la independencia judicial en contra de personas que imparten justicia. Estos ataques provienen de autoridades gubernamentales de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, de partidos políticos, y otros sectores no gubernamentales, incluso grupos criminales. 

Este documento de discusión es un resultado del Proyecto “Jueces como Constructores de Paz”, expone y resume los debates de mesas redondas con juezas y jueces organizadas por el Consorcio Internacional de Asistencia Legal (ILAC por sus siglas en inglés), el Centro Vance para la Justicia Internacional del Colegio de Abogados de la Ciudad de Nueva York y la Asociación Internacional de Mujeres Juezas (IAWJ por sus siglas en inglés). 

Recomendaciones claves a los gobiernos nacionales de Colombia, Guatemala y México: 

1. Los poderes legislativos deben llevar a cabo reformas legales, en consulta con la judicatura y asociaciones judiciales, para crear verdaderas carreras judiciales que incluyan no solamente el nivel de jueza y juez de primera instancia, sino también de magistradas y magistrados de apelación y auxiliares judiciales, con una selección para el ingreso, ascensos y permanencia basada en méritos y en evaluaciones claras y transparentes. La profesionalización y capacitación continua debe ser un aspecto básico de la carrera judicial. 

2. Crear una instancia técnica dentro de la judicatura con autonomía operativa, de gestión y presupuestal con recursos suficientes a manera de “ombudsperson judicial” para recibir denuncias de quienes imparten justicia por ataques a la independencia judicial, que a su vez lleve estas denuncias a las instancias de gobierno correspondientes como órganos disciplinarios administrativos y de investigación penal. Estas denuncias se deberían llevar a las autoridades no por parte de la persona en particular, sino por el ataque a la independencia judicial en general. Esta instancia debe asegurarse de la implementación de medidas de protección a la integridad física y jurídica del personal judicial que es víctima de estos ataques. 

3. Legislar para establecer la obligación de desarrollar un protocolo de protección a juezas, jueces y sus familiares frente ataques a la independencia judicial, que establezca responsabilidades de cada autoridad y que sea escalable de acuerdo con los niveles de riesgo, basados en análisis y criterios objetivos. La legislación debe considerar dotar de los recursos presupuestales suficientes para la implementación de este protocolo. 

4. Proveer seguridad jurídica para el caso de denuncias y quejas notoriamente infundadas en contra de quienes imparten justicia como un mecanismo de intimidación y presión. Esto implica notificar inmediatamente a las personas denunciadas y llevar a cabo un proceso expedito y transparente para resolver y desechar aquellas denuncias que no tienen méritos. Este proceso debe cumplir con los más altos estándares internacionales en materia de derechos humanos y ser parte de la defensa del mecanismo de “ombudsperson judicial”.